“Porqué y para qué; la importancia de ver los problemas en perspectiva”.

El pasado martes 21 de octubre de 2014, tuvo lugar en el Centro Cívico Can Deu de Barcelona, la conferencia “Convivencia y Conflictos. Confrontación y Paz” a cargo del Presidente de la Asociación de mediación Mediation Quality, el señor Màrius Miró Gili.

El Sr. Miró, Abogado en ejercicio, Socio fundador i director del Departamento de Conflictos de Roca Junyent, S.L.P.. Mediador. Llicenciado y Máster en filosofía. Profesor de la Universidad Pompeu Fabra y del campus del Colegio de Abogados de Barcelona, invitó a los asistentes a reflexionar sobre nuestra sociedad, la crisis de autoridad que esta viene sufriendo, la aceptación de la existencia de conflictoes y las formas de resolución de éstos, desde la perspectiva y el prisma mediador.

Con el primer ejemplo planteado, Conflicto en Oriente Medio en el año 1967 entre Egipto e Israel, ya quedaba claro cuál ha de ser el tratamiento que hemos de dar a los conflictos. Tras infinitos intentos de negociación infructuosos, el entonces Presidente de E.E.U.U., Carter, decidió reunir a las partes en conflicto, acompañado de los padres en resolución de conflictos de la escuela de Harvard, William Ury y Roger Fisher. Una vez reunidos, los expertos formularon a las partes la única pregunta que nadie les había hecho hasta el momento. Lejos de preguntar “porqué” querían el Sinaí, fueron preguntados sobre “para qué” querían el Sinaí.

Hacer la primera pregunta, invita a los asistentes a reafirmarse en sus posiciones, no dejando margen a una posible flexibilidad en vías de negociación. Interpelando en cambio, con respecto a la necesidad de lo que se quiere (para qué) se abre un abanico de infinitas combinaciones que pueden dar lugar fácilmente a la formalización de un acuerdo del que ambas partes, resulten satisfechas. Así pasó en este caso.

Es innegable que el Santo Grial de la mediación no se basa únicamente en la simple fórmula de hacer una u otra pregunta, pero sí en la importáncia de ver los problemas con perspectiva, saliendo del conflicto para tratarlo con la justa neutralidad.

El Ponente destacó también la importancia de no considerar el conflicto de manera aislada. Dado que este siempre es más que aquello que está en conflicto. Es decir, que conviene tener en cuenta todos los aspectos que rodean al mismo; el hecho de que se trate de una negociación entre enemigos, que las partes no siempre digan la verdad ya sea por intereses privados, por el hecho de que expliquen “su verdad”, o que la existencia de emociones lleve a las personas a iniciar el proceso de negociación en un alto estado de crispación, son factores que, a menudo hemos de considerar por el bien del proceso. Eso sin olvidar que, casi siempre éste afecta a terceros, que también habrán de tenerse en cuenta.

También es importante considerar que “el conflicto” tiene lugar entre personas, y que seguramente su orígen radique en el hecho de que cada persona ante un hecho determinado, saca sus propios perceptos (forma en que lo percibe), afectos (la emoción que le genera) y conceptos (la conclusión/concepción a la que llega).

Obviamente, cada persona puede tener un percepto, afecto y concepto diferente ante el mismo hecho o estímulo, y eso nos deja un amplio abanico de posibles conflictos de diferente naturaleza, que deberemos resolver siendo conscientes a priori sobre este propio hecho.

Los humanos somos seres sociales por naturaleza, lo cual implica que necesitemos relacionarnos constantmente, con un lenguaje que, a menudo, resulta ambiguo e impreciso e invita al malentendido.

Aquí cobra vital importancia la figura del mediador. Quién es capaz de vehicular entre las partes, reformulando su lenguaje, con el fín de cambiar la percepción del lo que se dice y se percibe, conservando la esencia del mensaje que se desea transmitir.

En una sociedad en la que ya somos capaces de reconocer, sin demasiados traumas, que las personas nos provocamos “nudos emocionales” y necesitamos la ayuda de profesionales para deshacerlos, podríamos afirmar que, el “terapeuta” que nos puede ayudar a deshacer los “nudos del conflicto”, es el Mediador. Para ello es necesario ser conscientes de que, el mantenimiento del problema és un problema en sí mismo, y que el Mediador no és más que un “facilitador del acuerdo”, que ayuda a las partes a ser protagonistas del tratamiento de su propio conflicto y a gestar la solución más conveniente.